El mantenimiento de jardines requiere de una gran dedicación, pero si ademas, pretendemos que el ahorro de agua no ponga en peligro la belleza del mismo, debemos ayudarnos de los pequeños trucos que aquí te ofrecemos.
Riego
Cuando nuestro jardín está acostumbrado a riegos abundantes, es posible reducir, si la climatología y la estación lo permiten, la cantidad de riegos. Para ello, podemos disminuir progresivamente el número de riegos diarios, pero siempre teniendo en cuenta las necesidades de agua de nuestras plantas, puesto que si reducimos más de lo necesario, podemos estropearlas o incluso secarlas. La reducción de riego es un proceso lento, que puede durar años, es decir, hay que hacerlo muy lentamente para que la planta no sufra el cambio y se vaya adaptando de manera natural.
Un ejemplo en este caso sería el riego del césped. Si en verano lo regamos todos los días, podemos ir reduciendo los riegos poco a poco, quitando uno durante unas cuantas semanas, dos durante otras tantas semanas y así sucesivamente hasta llegar a regar en días alternos. De esta manera reduciremos el consumo a la mitad y el ahorro de agua será considerable.
Otra pauta a seguir es dejar secar moderadamente el suelo entre riego y riego para estimular que las raíces de las plantas busquen el agua en zonas más profundas, haciéndolas más resistentes al poco riego.
Si riegas al atardecer o por la mañana muy temprano evitarás los momentos de más sol y así también la evaporación de agua que produce el calor. De esta forma aprovecharás más el agua y no se perderá nada. Para esto son de gran ayuda los programadores para el riego automático, que nos permiten programar el riego a esas horas que no nos resultan nada cómodas para hacerlo nosotros.
Suelos
Si nuestro jardín tiene suelo arenoso, la mejor opción de riego es el riego por goteo, pues son suelos que adsorben mucha agua y hay que regarlos en pequeñas dosis.
Cuando la tierra está muy compactada se dificulta la penetración del agua, por lo que es interesante pinchar el terreno como mínimo una vez al año. Para ello hay herramientas especiales como el rulo de púas, la horca especial para airear superficies pequeñas, o los zapatos de clavos que nos permiten airear la tierra mientras caminamos sobre ella.
Cuidados
Si segamos el césped a más altura de la normal conseguiremos, además de una planta más dura y resistente a las plagas y a los hongos, más resistente a la sequía, pues al tener las hojas más largas, las raíces también crecen más y pueden obtener el agua de zonas más profundas. A medida que aumentan las temperaturas el césped debe dejarse un poco más alto.
Las malas hierbas compiten por el agua con el resto de plantas, por lo que es fundamental eliminarlas cuanto antes para maximizar el ahorro de agua.
Abonos
Los abonos de liberación lenta son más económicos que los muy solubles, pues no son arrastrados por el agua hacia la profundidad tanto como los últimos y duran más tiempo en la tierra.
El uso de abonos orgánicos también es muy beneficioso para el suelo. Siempre que puedas, usa preferiblemente estiércol, compost, guano, turba, etc., en lugar de abonos químicos.
Pero también ten en cuenta que un exceso de abono puede ser perjudicial para el ahorro, porque si aumentamos ciertos componentes como el nitrógeno, habrá un mayor crecimiento de la planta y aumentaremos en consumo de agua.
En casa antes teníamos césped en el jardín, y significaba un gasto bastante grande de agua, además de mucho mantenimiento. Por suerte desde que pusimos unas tarimas de madera en el suelo, que compramos en Decopraktik, hemos reducido un montón el gasto. Quizás pensaréis que comprarlas, instalarlas, etc. también supone un coste importante, pero estuvimos haciendo cálculos y nos salió a cuenta rápidamente.
Silvia
Hola Silvia, es otra opción y cualquier idea siempre es buena. Gracías